Mantener la fe


En los años 2001-2002, puse todo mi empeño en el estudio, pues era lo que el Padre Satanás quería que hiciera. El dinero escaseaba, pero el Padre Satanás se ocupó de todas mis necesidades esenciales.

En el gimnasio en el que trabajaba, había una mujer que era socia. Se ofreció a llevarme a la tienda y comprarme un par de zapatos. Los zapatos que llevaba estaban hechos polvo. Yo tenía mal los pies y los zapatos viejos eran cómodos. El problema era que esta mujer estaba muy metida en el cristianismo. Hacía proselitismo sin cesar. Sabía que no me interesaba su religión y le dije que no rezara nunca por mí. Soy amable con la gente y extrovertida, y ella y yo habíamos sido amistosas la una con la otra.

Me puse a pensar, esto se está volviendo demasiado amistoso. Es demasiado cristiana y habla a los demás de ir a la iglesia y participar en otras actividades cristianas. Recordé lo que el Padre Satanás declaró en el Al Jilwah acerca de que no permite la asociación amistosa con cristianos y personas que están en su contra. Además, he visto y leído repetidamente sobre graves problemas cada vez que uno de nosotros se asocia con cristianos.

Amo al Padre Satanás más que a nada y de ninguna manera haré nada en contra de sus deseos. Me dije a mí mismo, NO, ahí mismo. No me importa si mis zapatos tienen agujeros. Ni siquiera me importa si estoy descalzo, no voy a ir en contra de Satanás.

Varias horas más tarde, esa misma noche, encontré una caja de zapatos nuevos. Dentro había un par de zapatillas deportivas muy bonitas, MUY caras y exactamente de mi talla. Me las puse y me quedaban perfectas. Le di las gracias al Padre Satanás por las zapatillas. No sé de dónde salieron los zapatos, porque antes no estaban allí. He visto milagros del Padre Satanás antes.
SALVE SATÁN!!

-Suma Sacerdotisa Maxine Dietrich


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Número de la Biblioteca del Congreso: 12-16457